Por
fin, nos veíamos felices y contentos en un avión rumbo a Sydney. Pero no
duraría mucho la alegría.
Poner
los pies en Australia supone recibir un sopapo en ambas mejillas en forma de “¡todo
aquí es muy caro!”. Sin ir más lejos, con lo que nos costó el tren que nos
llevó desde el aeropuerto hasta la ciudad, podemos vivir unos diez días en
Tailandia, por ejemplo.
El
cambio fue terrible, más teniendo en cuenta el tiempo que llevábamos pululando
por el Sudeste Asiático, donde podíamos viajar realmente barato, como os hemos
venido contando hasta ahora.
Así
que veíamos que nuestro presupuesto o, mejor dicho, lo que quedaba de él, se
nos iba a esfumar en unas semanas en Australia si no poníamos solución.
Tuvimos
que tomarnos un momento largo de reflexión. Un momento del viaje que, sin duda,
ninguno de los dos olvidaremos fácilmente. Buscábamos una respuesta a la
pregunta: ¿Y, ahora, qué queremos hacer?
Algo
de congoja, alguna lágrima, muchos abrazos…búsqueda de vuelos de vuelta…más
abrazos, más apoyo mutuo.
Finalmente,
decidimos ponernos las pilas. Queríamos seguir viajando, queríamos seguir
aprendiendo y vivir grandes experiencias. Y…queríamos mejorar nuestro nivel de
inglés.
Casi
una semana en Sydney. Todos los días dedicábamos unas cuantas horas a buscar
soluciones. Nos íbamos a la biblioteca frente a Circular Quay, donde la
conexión a internet es gratuita.
Además,
compramos una tarjeta prepago para poder tener nuestro número de teléfono australiano,
pudiendo estar localizables para todas aquellas solicitudes (ahora os contamos
de qué tipo) que íbamos enviando.
Decir
que conseguir alojamiento vía couchsurfing en Sydney es muy difícil. Lo
intentamos varios días atrás desde Malasia, pero nada.
Bueno,
a lo que íbamos… ¡Por fin, hallamos el antídoto a semejante shock!
Antes
de decíroslo, he aquí unas fotos de Sydney, que también nos la pateamos porque
no todo iban a ser agobios.
- “Relocation campervans”: o lo que es lo mismo, reubicar una campervan o
motorhome a su lugar de origen. Consiste en llevar al lugar de partida el vehículo
en cuestión que previamente fue alquilado por alguien para hacer una ruta.
La web que nosotros utilizamos es “Drivenow”; todos los días refrescan las
posibles rutas y en verano hay bastantes opciones, cada día aparecen rutas
nuevas. Hay más webs de “relocations”,
pero esta no te exige registrarte. Nosotros hicimos de esta forma la ruta
Sydney – Brisbane, por la costa este. Luego os lo contamos y os damos más
detalle.
- “HelpX”: ¡qué gran descubrimiento! La
web a través de la cual encontramos nuestros “trabajos” que preferimos llamar
colaboraciones o ayudas. Se trata de una web a través de la cual, previo
registro (hay que pagar 20 euros) y alta de un perfil con nuestras cualidades,
los “helpers” (ayudantes) interactuamos con los distintos “hosters”
(alojamientos).
Cuando ambos llegan a un acuerdo, se
procede al intercambio: los helpers trabajamos unas horas al día (4h.
normalmente) a cambio del alojamiento y comida que el “hoster” nos proporciona.
Una herramienta a la que estamos
enormemente agradecidos por las experiencias que nos está brindando.
A través de HelpX accedemos a sitios
increíbles, tranquilos y, normalmente, no muy turísticos; practicamos inglés
con la familia que nos aloja; y disfrutamos de muy buenos momentos, aprendiendo
nuevos oficios o, sencillamente, haciendo cosas que nunca antes habíamos hecho.
Además, conocemos a otros “helpers”, habitualmente viajeros, con algunos de los
cuales hemos hecho una gran amistad.
Mientras
esperábamos las respuestas a todas las solicitudes que íbamos enviando, nos
planteábamos cuándo visitaríamos a Santi, un familiar lejano de Jon, con el que
previamente habíamos contactado. Sí, un familiar lejano. No todo el mundo tiene
un primo tercero en las antípodas. Desde hace más de 20 años vive en Australia
con su compañera, Linda.
Contactamos
por teléfono (antes nos habíamos escrito varios e-mails, estando nosotros en
Malasia) e íbamos hablando casi a diario. Fuimos invitados desde el principio a
pasar con ellos unos días en su casa en Lawrence. Pero, claro, había que llegar
hasta allí y queríamos tener cosas atadas antes de subir unos 600 kilómetros al
norte de Sydney.
Así
que, como el que la sigue la consigue, en los sucesivos días empezamos a
recibir respuestas positivas a solicitudes que habíamos enviado a través de las
webs que antes hemos comentado.
Aquellas
respuestas fueron dando forma de plan a nuestro periplo por Australia. ¡Veíamos
la luz!
Lo
primero fue una respuesta positiva a través de HelpX; desde el 2 de enero hasta
el 2 de febrero nos alojarían en una villa en Moruya, un pequeño pueblo a unos
300 kilómetros al sur de Sydney, donde viviríamos con una familia francesa que
ostenta un obrador en casa. Ya os lo contaremos en el próximo post.
Y
tras varios días esperando un “sí” para acceder a alguna de las Campervans o
Motorhomes de Relocation a través de Drivenow, y sin saber qué dirección
tomaríamos desde Sydney ni dónde pasaríamos las Navidades hasta el 2 de Enero,
por fin, sonó el teléfono.
No
entendimos ni “papa”. Una cosa estaba clara: necesitábamos afinar el oído y
mejorar nuestro inglés. What the fox say? Slowly, please!
“Disponible
una enorme campervan para resituarla desde Sydney en su lugar de origen,
Brisbane. Unos 900 kilómetros a realizarlos en 3 días. Coste: 5 dólares
australianos al día (precio simbólico a pagar a Drivenow), 10 dólares por una
botella de gas para poder cocinar, gasolina y comida; la compañía, además, nos
reembolsaría 50 dólares de gasolina al entregar el vehículo en Brisbane.
Tan
felices y contentos.
Bueno,
quedaba habituarse a conducir por el lado izquierdo, con el volante a la
derecha y a mirar también hacia la derecha en rotondas o “ceda el paso”.
Sudores fríos para salir de la city pero ¡prueba superada!
Os
seguiremos contando más en el próximo post.
HASTA
PRONTO