Os dejamos las primeras impresiones de nuestro amigo Aritz sobre la aventura que estamos viviendo juntos por tierras vietnamitas...
Sábado 12 de Octubre de 2013, salgo de
casa de Jaime camino al aeropuerto para emprender un viaje que ya daba por
accidentado desde el principio. Y es que tenía una escala en Moscú con un
tiempo de espera escaso que al mínimo retraso podía hacerme perder el vuelo a
Hanoi. Todos los malos augurios iban tomando forma. La primera señal fue
compartir el vuelo con uno de mis “ídolos”, Julio José Iglesias, haciéndose
notar en la cola y ataviado con una vestimenta de auténtico “retarded”.
Llegamos a Moscú a las 19:10 y embarcaba
a las 19:25. Estaba al final del avión y aquella cola no avanzaba…sudores fríos.
Quizás en una carrera podría plantarme en la puerta de embarque sino fuera
porque antes tenía que pasar por el control policial y rellenar un impreso
absurdo de transbordo…¿para qué?...vete tú a saber. Puro papeleo, burocracia
absurda que iría directamente a la papelera. El problema vino cuando al pasar a
la sala para rellenar el impreso había como 2.576 asiáticos y 1.245 europeos
formando una cola infernal...más sudores. Dirigiendo “el tráfico” había una
mujer de 1,90m con cara de pocos amigos (como el 90% de los rusos) a la que no
me quedó más remedio que acudir para pedirle que me dejara pasar sin rellenar
nada. Por suerte éramos unas diez personas en la misma situación y nos dejaron
pasar. 19:43 y estaba en la puerta de embarque… ¡objetivo cumplido!
Diez horas después llego a destino y
tras conseguir el visado salgo en busca de mis dos amigos. Lo que me encuentro
es a dos “vietnamitas” tapados hasta las orejas con un disfraz muy logrado y un
cartel que rezaba “WELCOME TO VIETNAM AMICHI!” Grandes! Ahora sí comenzaba la
aventura.
Primera parada Hanoi. Ciudad del caos.
Ejemplo claro de lo que nos íbamos a encontrar a lo largo del país. Motos a
tropel, coches y buses “danzan” por la ciudad sin criterio alguno. Es la ley de
la bocina…”pito, voy!”. No es la primera ciudad en el mundo que conocemos así
pero aquí sinceramente creo que gastan más en cambio de bocina que en cambio de
ruedas. Locura!
Nuestra estancia duró dos días en la que nos sirvió sobre todo
para organizarnos un poco el viaje y darnos unos garbeos por la ciudad…aunque
la verdad es que no nos emocionó en exceso. Pronto me quedó claro que iba a ser
un viaje de continuo regateo en todo lo que nos propusiéramos hacer, algo que
resultaría cansino a más no poder.
Nuestro segundo destino fue Sa Pa, al
norte. De obligada visita para cualquiera que visite el país. Muy montañosa,
llena de arrozales y vistas espectaculares.
Allí hicimos un treking de unas
cuatro horas en compañía de una chica aborigen de la tribu Hmong (tribu
rechazada tanto por chinos como por vietnamitas) llamada Tomtom (suena a coña
pero era su nombre real) que por un módico precio de 200.000 dongs (unos 7€)
nos llevó por las montañas hasta su poblado explicándonos minuciosamente todo
lo que íbamos viendo.
Esta chica de aspecto aniñado, sonrisa infinita y mirada
inocente decía tener 21 años de edad y dos hijos…algo que no terminamos de
creer, pero en realidad poco nos importaba, estábamos muy contentos con la
elección de la guía. Era realmente encantadora. Durante el trayecto conocimos a
Châ, amiga de Tomtom, a la que denominamos “la socia” ya que las dos salían
cada día en busca de turistas que llevar a su poblado para sacarse las castañas
y así repartirse el botín. Manejaban un “perfecto” inglés a pesar de no saber
ni leer ni escribir. Se les veía muy avispadas ya que les enseñamos unas frases
básicas en castellano para reclamar la atención de los turistas españoles y las
memorizaron a la perfección en tan solo un par de horas. Al día siguiente
pudimos comprobar como las aplicaban con éxito con un trío de chicas
mallorquinas. Sin duda uno de los mejores recuerdos que nos llevamos de aquí.
Nuestro siguiente destino era Halong
Bay, un archipiélago espectacular formado por más de mil islas pequeñas, y
teníamos que decidir cómo ir. Shandra votaba por tren nocturno como hicimos
para ir a Sa Pa que dentro de lo malo no era la peor elección. Jon en cambio,
era partidario de ir en bus litera. Era mucho más económico y directo además de
incluir otras facilidades. Así que me tocaba elegir. El tren nocturno no me fue
muy bien, así que opté por hacer caso a mi amigo y voté bus. Es increíble como
31 años después sigo haciéndole caso conociéndolo. Nos esperaban 13 horas de
bus infernales en una litera en la que si yo las pasé canutas para acomodarme
no puedo imaginarme a gente como Pau Gasol ahí metida…deberían cortarse las
piernas! En cuanto entramos al bus nos hicieron quitar las botas, enseguida me
di cuenta que no iba hacer falta cena ni desayuno…el aroma que se respiraba iba
a ser suficiente para alimentarnos los próximos tres días. Para redondear el
viaje, nada mejor que disfrutar del talento de actores y actrices vietnamitas
en unas películas infumables que nos acompañaron durante un buen rato. Más
tarde versiones tecno-pop asiáticas de hits como “Baby one more time” de
Britney Spears y compañía. En definitiva un deleite de viaje.
A las 11:00am del día 17 bajamos de un
autobús que aquella noche hizo más paradas que Iker Casillas en el Mundial de
Suráfrica. Estábamos en Halong Bay, nos esperaban dos días de sol, playa y
paseos en barco…o no.
CONTINUARÁ…
ARITZ