Con
una doble despedida nos marchamos de Koh Samui. Decíamos adiós a Jon que, lamentablemente,
volvía a Donosti, y también a la isla que menos nos gustó.
Nuestro
siguiente destino era Krabi, después
del barco una furgoneta nos dejó en el centro de la ciudad. Nos acercó hasta
algunos hostels pero estaban completos, así que tuvimos que buscar y comparar
precios hasta que decidimos quedarnos en un Guest House llamado Mister Clean,
jajajajaja! Si sí, limpio estaba y nos cobraron 300baths/noche (7,5€).
El
tiempo no acompañó, por lo que decidimos descansar e ir preparando el viaje por
las islas; en total pasamos cinco días en Krabi.
Una
mañana que no llovía mucho, alquilamos una moto y visitamos el “Tiger Temple”. Nos lo
recomendaron los locales y todos nos advertían que había que subir muchas
escaleras.
Efectivamente,
este templo se encuentra en lo alto de una colina y para acceder a él hay que
subir más de mil escaleras!!!! Allí fuimos y, claro está, las subimos pero el
calor y la terrible humedad hicieron que la ascensión fuese aún más dura. Sin
duda mereció la pena ya que las vistas son preciosas.
Cuando
nos disponíamos a bajar una señora de más de ochenta años subía la última
escalera. Jon se dirigió hacia ella con los brazos abiertos y se abrazaron, fue
un momento precioso y especial. Aquella mujer ni sudaba ni mostraba cara de
sofocada, simplemente sonreía y por eso Jon fue directo hacia ella, para darle
la enhorabuena por su coraje.
Después
de la visita fuimos a la famosa playa de Aonang, un lugar muy turístico repleto de extranjeros en las terrazas y hoteles. Parecía Salou o Benidorm, así que, nos dimos un
baño y enseguida huimos de la muchedumbre.
La zona está plagada de restaurantes
y bares pero decidimos alejarnos un poco y paramos a comer en un chiringuito
callejero. Nos atendió una simpática y sonriente mujer con velo y comimos un riquísimo
arroz con pollo y vegetales por 1€.
Tocaba
dejar atrás Krabi para ir a la
conocida isla Koh Phi Phi. (Billete
de barco 7€aprox/por persona).
El
archipiélago de Phi Phi lo forman cuatro islas que se encuentran en el mar de
Andamán. Koh Phi Phi Don es la más
grande, donde están los hoteles y donde paran los ferrrys; Koh Phi Phi Lee, Koh Pai (Bamboo Island), Koh Yung (Mosquito Island).
El
barco iba lleno de turistas y, al llegar a la isla, pudimos ver como otros
muchos se marchaban. Enseguida nos dimos cuenta de que esta isla esta
sobrexplotada y muy masificada.
Como
viene siendo habitual en nosotros, no teníamos nada reservado a pesar de que
nos advirtieron que era una de las islas más caras, confiábamos en encontrar
insitu algo más económico pero fue complicado.
Finalmente
nos alojamos en The Rock Backpackers, 15€ por habitación doble con baño
compartido, nunca habíamos pagado tanto en Tailandia por dormir pero fue, en
cuanto a calidad/precio, lo mejor que encontramos.
Como
os decíamos, desde que pusimos un pie en la isla alucinamos con la cantidad de
turistas y locales comerciales que había; ¿Isla paradisiaca repleta de gente?
Pues sí.
¿Y
qué se puede hacer en la isla? Tour en barco, submarinismo, alquilar un barco
privado…
Decidimos
contratar en una de las muchas agencias turísticas una excursión en barco de
todo el día, incluía desayuno, comida y kit buceo. (12€/pax)
Nuestro
grupo lo formamos unas dieciséis personas, montados en un barco de madera típico isleño (long-tail boat).
Sin duda
mereció la pena y nos quedamos maravillados con las islas de alrededor.
La más
concurrida era la Maya Bay, donde se rodó la película The Beach (La Playa) protagonizada
por Leonardo Di Caprio.
Por
las noches la oferta de fiesta y alcohol es exageradamente “guiri”. Minifaldas y
escotes para ellas y todo el mundo a bailar. Desde la habitación que tampoco
estaba tan cerca de la playa, la música retumbaba a todo volumen.
Una
visita obligada en esta isla es subir a los view points (miradores), hay tres y
están bien indicados.
Desde
lo alto cuesta imaginar que en esa isla tan pequeña pueda haber tanta gente.
Pensamos que ciertamente hace unos diez años sería muy diferente.
Aquella
noche después de cenar decidimos acercarnos a la “fiesta” de la playa; unos
cinco bares que montan escenarios y compiten por ofrecer el mayor espectáculo
de fuego y malabares a los clientes. Ambiente similar al que vivimos en la
famosa fiesta de la Full Moon Party en la isla de Koh Phangan.
Conclusión
de nuestra estancia: recomendable por sus paisajes e islas, pero desde luego no
es un lugar relajante, salvo que tires de cartera y pagues un buen resort
apartado y contrates algún barco privado. Nuestra estancia fue de tres noches y
creemos que fue más que suficiente.
La
siguiente isla era Koh Lanta y fue
todo un cambio. Si buscas paz y relax esta sí es tu isla, tiene 30 kms de largo
y 6km de ancho.
Alojamiento, alquiler de moto y comida muy
económico.
Pasamos
una semana muy tranquilos y aquí observamos una influencia musulmana mucho más
fuerte entre sus habitantes. Gente más amable y muchos menos turistas.
¿Dónde vamos ahora? Estudiamos la opción de ir a Koh Lipe pero era realmente caro el barco hasta allí. Salir de la isla de forma económica parecía difícil, así que optamos por ir en bus hasta Pak Bara y desde allí cogeríamos el barco hasta Koh Lipe.
Hicimos
una noche en Pak Bara y hacía mal tiempo. Miramos la previsión y daban malo para
toda la semana.
¿Merecería
la pena ir a Koh Lipe?
El
caso es que algo ocurrió que hizo que nos fuera IMPOSIBLE ir y tuviéramos que
salir a primera hora de la mañana siguiente hacia Malasia.
¿Qué
pudo ocurrir?
Os
lo contaremos en el siguiente post.
Gracias
por leernos,
HASTA PRONTO