Así
es, volvíamos a Bangkok… ¿Por qué? Porque Jon, un amigo de Donosti, venía a
pasar dos semanas de vacaciones con nosotros.
Juntos
íbamos a visitar las islas del golfo de Tailandia.
Nos
despedimos de Camboya con un hasta pronto. Es muy probable que algún día volvamos.
Sobre todo porque su gente nos cautivó.
Tras
una noche en un Backpacker que ya concíamos de nuestra anterior estancia en la
ciudad y el correspondiente desayuno para coger fuerzas, comenzamos una especie
de juego consistente en ir a buscar a nuestro amigo al aeropuerto, haciéndolo
por nuestra cuenta y utilizando el transporte público. El único objetivo era
saber si era práctico y económico en comparación a otras alternativas. Teníamos
toda la mañana así que nos pusimos a ello pacientemente:
Lo
primero que teníamos que hacer era coger el autobús de línea número 15,
en la calle paralela a Rambrutti (perpendicular a Khao San Road). Coste del
viaje: 6,5 Bahts (unos dieciséis céntimos de euro).
Tardó bastante en llegar;
nunca se sabe con los autobuses. Así que la espera bajo el sol y la humedad que
existía en aquel momento se hizo algo larga. Posteriormente nos contarían que
el retraso del autobús fue debido a las protestas y manifestaciones, todavía
pacíficas, que empezaban a germinar contra el corrupto gobierno tailandés.
Ahí
va una foto del autobús que no tiene desperdicio.
Nos
bajamos en National Stadium, en la zona de Siam.
Allí,
cogeríamos un tren de la línea verde hasta Phaya Thai, por 25 bahts (unos
sesenta céntimos de euro).
Importante
disfrutar del juego…Jon estaba al caer y estábamos contentos.
Y
por último, en Phaya Thai cambiamos a la línea del Rail Link hasta el
aeropuerto. Coste del billete: 45 bahts (un euro con diez céntimos,
aproximadamente).
En
total pagamos 76,50 bahts por persona, frente a los 100 bahts que te ofertan
varias compañías en Rambuttri o Khao San Road (una diferencia de medio euro aproximadamente)
para ir directamente desde esta zona de la ciudad en furgoneta.
Cada
cual saque sus propias conclusiones. El único objetivo al comprobar esto era
recoger en el blog toda la información por si a alguien le puede llegar a ser
útil.
El
caso es que llegamos a tiempo para recibir a Jon tras su largo viaje y tras
regresar a Rambuttri, alojarse y tomarse un más que merecido descanso, la tarde
y la noche dio para más de lo que esperábamos: paseo por Khao San y aledaños y
cervecitas en una terraza, disfrutando de la victoria que suponía el primer
título en MotoGP del gran Marc Márquez.
Jon
es un apasionado de las motos y practica el motociclismo; todos estábamos
contentos por la victoria pero él el que más y nos contagió todo su entusiasmo.
Su cansancio y su Jet Lag desaparecieron de un plumazo.
Un
conductor de tuk-tuks de tantos que merodean por la zona nos ofreció
trasladarnos a la zona de Siam en la ciudad. A nosotros nos apetecía tomar una
cerveza fría para celebrarlo en el Moon Bar, en el último piso de un
rascacielos con las vistas de la noche y las luces de Bangkok. Nos ofreció
trasladarnos por 20 bahts y la posibilidad de acercarnos también a un Ping-pong
show (podéis buscar en internet en que consiste si no lo sabéis, pero no tiene
nada que ver con el tenis de mesa).
Nos
dejamos llevar por la euforia y resultó ser una encerrona, un timo y un loco a
los mandos del tuk-tuk…y fuera de él. Nos llevó a la zona de los shows y nos
pidió más dinero. Antes de que nos agrediese puesto que su agresividad iba a
más le dimos algo de dinero y nos fuimos de allí antes de que la cosa fuera a
más…Así que al loro con los precios baratos de los conductores de tuk-tuk, siempre hay algo detrás. Como dijo Jon: “empezamos bien…”.
Al
día siguiente cogimos el barco que surca el río Chao Phraya en ambas
direcciones. Nosotros repetíamos, nos parece una muy buena forma de explorar la
ciudad.
Acompañamos
a Jon a un par de templos de visita obligada; nuestro amigo no sólo disfruto
sino que se animó incluso a colaborar en la limpieza de uno de ellos.
Jon
llegó con ganas de descubrir, disfrutar y saborear Tailandia así que disfrutamos
de un día pateando y perdiéndonos por Bangkok, visitando templos, mercados y
comiendo deliciosos platos de comida thai en puestos callejeros. Incluso
jugando a uno de los deportes más practicados en Tailandia, el takraw.
Pero
sobre todo, nos reímos muuuucho, muuuucho!!
Nos
esperaban nuestras camas para un breve sueño ya que madrugábamos para llegar,
por fin, a uno de los paraísos del planeta: Koh Tao.
Iban a ser dos semanas de aventuras por las islas del Golfo de Tailandia que os
intentaremos resumir en el siguiente post.
HASTA
PRONTO.
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