En
el último post nos despedimos en Kanchanaburi, desde donde emprendimos un nuevo
trayecto destino Chiang Mai.
Tuvimos
que coger una Van (furgo mini-bus) hasta Bangkok, teóricamente, y mirando el
reloj, llegábamos a tiempo a la estación de Mo Chid para escoger alguno de los
autobuses de los que ofertan las distintas compañías.
Sin
embargo, un trayecto que era de 1h30min lo realizamos en 3h debido al tráfico;
de repente nos vimos inmersos en medio del tráfico caótico que se genera sobre
esas horas en la entrada de Bangkok; los últimos tramos resultaron ser algo
convulsos por las innumerables maniobras y volantazos para cambiar de carril,
con frenazos y acelerones propios de un rallye, con los que nos obsequió
nuestro chófer suicida.
Sólo
nos abrochamos el cinturón en aquel tramo, pero, quién sabe, si no hubiera sido
por él, quizás no hubiésemos podido viajar a Chiang Mai hasta el día siguiente.
A
Chiang Mai, la segunda ciudad más grande y poblada de Tailandia por detrás de
Bangkok, podíamos llegar de varias formas. En avión, puedes buscar vuelos low
cost con Bangkok Airlines o Air Asia; en tren, pudiendo elegir cabina con
litera; o en autobús, en sus distintas modalidades con sus correspondientes
tarifas.
Nosotros
optamos por el autobús en horario nocturno, evitando así el alojamiento de esa
noche. Finalmente, decidimos invertir 20 euros cada uno para hacer noche en
aquel autobús VIP que partía en 20 minutos, casi tumbados en unas cómodas
butacas reclinables que incluso te podían proporcionar un masaje bastante
decente pulsando un botoncito, con pantallas incorporadas para ver alguna
película en V.O.
Eran
las 7,15 a.m. del día siguiente y ya habíamos llegado a la ciudad. Cogimos,
previa negociación, un tuk-tuk que nos introdujo en la parte vieja de la ciudad
(Mang Kao), zona rodeada por un largo canal de agua en forma rectangular y con
distintos puentes para entrar o salir de ella.
Tras
buscar y rebuscar en distintas y coquetas Guest House, encontramos el que ha sido
nuestro alojamiento durante una semana, por unos 6 euros la noche.
Alquilamos
unas bicis y durante todo el día pedaleamos las calles de esta ciudad que nos
encantó desde el primer día.
Al
día siguiente alquilamos una moto y subimos a lo alto de la montaña Doi Suthep para
ver su templo.
Hicimos
una parada a mitad de camino; había un mirador con unas vistas muy
chulas y, allí, conocimos a un artista que dibujaba retratos. Charlamos con él
un rato de los pintores y artistas españoles que conocía. Sabía más que nosotros, por supuesto.
Al
llegar al final del camino, había que subir unas largas escaleras empinadas y
además había un montón de turistas por lo que nos llevamos un poco de chasco,
estaba muy masificado; es una visita casi obligada para todo turista que para
en Chiang Mai.
Por
la tarde noche nos acercamos al Night Bazar Market y recorrimos sus calles
llenas de puestecillos con miles de cosas para comprar. Si tuviésemos fecha de
vuelta y más sitio en la maleta, quizás podríamos comprar algunos recuerdos
pero de momento imposible.
Aun
así compramos un par de pantalones cortos y entramos en el juego del regateo…. Good
Price for me, cheaper!!! Good for me and good for you J
De
vuelta a la Old Town, encontramos un pequeño resturante local para comer y
resulto ser un sitio al que volveríamos porque nos encantó. Tenía un pequeño
comedor de madera en su interior, con algunos cuadros, y también algunas mesas
fuera. El dueño era encantador, nos enseñó alguna palabra en tailandés y nos
recomendó varios sitios para visitar. Fue un descubrimiento bueno, barato y
Aroy Dee (el nombre del restaurante, que significa delicioso en thai).
Seguíamos
con la moto y al día siguiente fuimos al pequeño pueblo de Doi Saket, que al
igual que Doi Suthep tenía un templo en lo alto de una colina. Esta vez nos
sorprendió no ver a ni un solo turista. El templo estaba completamente vació
excepto, claro está, por los monjes que viven en él. Conocimos a uno de ellos,
se llamaba Dang. Apenas hablaba inglés pero nos enseñó el templo, hicimos
algunas fotos y nos hizo pasar a una salita de estar para ofrecernos agua
fresca pues hacía un calor infernal.
Fue
muy especial visitar este templo, prácticamente solos y compartiéndolo con este
simpático monje que incluso llego a darnos su e-mail. Le hubiéramos preguntado
muchísimas cosas pero realmente no podíamos comunicarnos más con él que por
señas y sobre cosas súper básicas.
Cuando
nos marchamos nos regaló unos abanicos de bambú y nos despidió con una sonrisa
en la boca, fue especial.
El camino hasta Doi Saket desde Chiang Mai era digno de ver pero es que después,
rumbo a Bo Sang, nos impacto aún más el paisaje y los verdes campos.
Investigamos
con la moto y nos metimos por unos caminos rurales en los que los locales nos
miraban siempre sonrientes pensando que narices harán estos dos turistas por
aquí.
Paramos
a comer en un bar-restaurante local, estábamos hambrientos y nos daba un poco
igual que comer. En muchos sitios no tienen carta ni menú y solamente cocinan
un plato como sopa con noddles y pollo, por ejemplo, y normalmente está muy
rico.
Hemos
pensado que merecía la pena que vierais la foto del plato de aquel día ya que
no tiene desperdicio. Eran noodles tipo macarrones con trozos de hígados e
intestino.
Jon
se atrevió y se comió todo el plato; sí sí, y Shandra no tuvo valor y, a pesar del
hambre, solamente se comió los noodles y la sopa.
Llegamos
a Bo Sang – Umbrellas Village; es un pueblo pequeñito famoso por la fabricación
de paraguas y sombrillas estilo oriental.
Encontramos
el taller donde las confeccionan. Había como cinco señoras y cada una se
ocupaba de una parte del proceso de fabricación, encolar la tela, grapar las varillas,
dibujar los estampados…
Merece
la pena ir y visitar el pueblito, nos encantó.
En total hemos estado una semana en Chiang Mai con visitas a pueblos, trekking y elefantes incluidos, y demás aventurillas.
Seguiremos
contándooslas en el siguiente post.
Solo
deciros que estamos encantados, muy muy contentos de estar aquí y poder vivir estas
experiencias.
Descubrir
esta cultura está siendo apasionante y muy gratificante.
Sabemos
que estáis ahí, al otro lado, y eso nos motiva aún más para seguir dedicándole tiempo a
escribir este blog.
HASTA
PRONTO…
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