Por
20 € cada uno, teníamos incluido el alojamiento en cabañas, una hora de safari
en elefante, rafting sobre bambú, los desayunos, las comidas y las cenas, además del trekking diario por la jungla.
El
primer día empezó con una parada antes de adentrarnos en la selva, donde dimos
un paseo a lomos de un elefante. Nos decepcionó un poco la experiencia. Viene a
ser como el típico paseo en camello en Canarias o en Marruecos; solo que en
elefante, el cual no parece demasiado feliz. Bueno, parecía alegrarse un
poquito cuando le dábamos de comer ricos plátanos.
Tras
ello, primera caminata de dos horas con la correspondiente sudada debido a la
humedad selvática y a las mochilas que cargábamos.
Dato
importante para acontecimientos que irán desarrollándose de aquí en adelante:
el grupo lo formábamos ocho personas más Tama, nuestro guía. Como en el chiste:
íbamos dos inglesas, dos holandesas, dos austriacas y nosotros.
No
dábamos crédito con una de las compañeras holandesas, bastante fuera de forma,
cuyo único calzado para aquellos tres días eran unas jodidas chancletas!!!. De
locos, teniendo en cuenta que nos deparaban caminatas de cuatro a seis horas
diarias, en un lugar donde llueve con frecuencia, apareciendo el barro y
provocando que el suelo esté aún más resbaladizo. Hicimos una porra: cuántas
veces se caería y si las chancletas aguantarían todos esos días. (Nota: sólo en
la primera hora se cayó tres veces J).
La
recompensa tras las primeras dos horas de caminata fue la llegada a una
pequeña catarata, donde pudimos bañarnos y comer. Tras ese descanso, otras dos
horas caminando y llegada al poblado donde haríamos noche.
Tras
una riquísima cena preparada por Tama, este tailandés de 26 años, guía,
montañero y cocinero, cogió su guitarra y se destapó también como un gran guitarrista.
Compartimos una entretenida velada entre cánticos y alguna que otra birra.
Tama, nuestro chico para todo.
Todos
en la misma cabaña, cada uno con su parcela sin colchón donde tumbarse y tratar
de coger postura, toda una quimera; eso sí, protegidos con una mosquitera.
Hipnotizados
con el impresionante sonido del exterior, el sonido nocturno de la selva; una
impactante y relajante melodía con la que, tras disfrutarla, caímos en un
profundo sueño. ¿Un solo hombre durmiendo rodeado de siete mujeres en la misma
cabaña? ¿Actuaría el macho dominante con valentía ante los peligros de la
selva?
Pero
no todo en esta aventura iba a salir sobre ruedas. No todo va a ser siempre
bonito. Y para muestra lo que nos sucedió al día siguiente.
Después
de desayunar, nos pusimos en marcha de nuevo; sólo llevábamos 20 minutos
caminando cuando, de pronto…
Sucedió
algo que nunca olvidaremos y que trastocaría el transcurso del viaje.
¿Qué
creéis que fue lo que ocurrió? Os dejamos algunas opciones:
a) Fuimos atacados por un numeroso
comando de “abejas asesinas”.
b) Nos atracaron unos lugareños, machete
en mano.
c) Nos persiguieron unos elefantes, debiendo
desviarnos del estrecho sendero por el que caminábamos y nos perdimos del guía.
d) Otros. Imaginación al poder de
nuestros seguidores.
Podéis
participar y escribir lo que pensáis que nos pasó.
Mañana
o el lunes os desvelaremos el final de la historia.
HASTA
PRONTO…
Yo voto por lo de los lugareños pero no puede ser por que sino no tendríais como seguir escribiendo vuestro maravilloso blog. Asi que me quedo con la C, tambien podria ser que la holandesa a parte de caerse perdiera su chancla y hayais tenido que retrasar el viaje para buscarla. Un beso enorme desde Belgica de parte de los tres.
ResponderEliminar¡¡¡Hola guapos!!! Yo tengo claro que es la opción C. Las otras para mi no son creíbles jajajajaja... Muchos besos
ResponderEliminardesde barcelona votamos por la B......
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