Salimos
de Bangkok rumbo a Ayutthaya; nos habían indicado que cogiéramos el bus local
número 3 pero, tras unos 20 minutos de espera, decidimos negociar con un taxista. (Importante
exigirle que ponga el taxímetro; precio total 90 baths, unos 2,25 euros).
En
la estación de Mo Chit nos dijeron que el bus no salía hasta las 17h30; eran
las 9h40 a.m. y casualmente en ese momento salía una furgoneta. ¿Timo? Nunca lo
sabremos; nos venía bien, ya que nos ahorrábamos la espera, y el precio no era
mucho mayor que el del autobús, así que aceptamos su propuesta y nos pusimos en
marcha.
Bajamos
de la furgoneta tras 1 hora y 30 minutos. Ya en Ayutthaya, con una temperatura
de unos 35ºC y bajo un sol abrasador… ¡No sabíamos hacia dónde ir! ¿derecha……izquierda…..recto?
¡¡¡ja ja ja ja!!! No teníamos nada reservado ni previsto...
Justo
delante nuestro paró otra furgoneta y vimos bajar a un chico con pinta de
“español” y detrás de él bajaban una niña de unos dos años y su mujer. No
tardamos en acercarnos y preguntarles si
tenían un mapa o algún Guest House reservado.
Rápidamente hicimos migas y nos ayudamos mutuamente.
Encontramos
un alojamiento que merece la pena que os lo recomendemos: Tony´s Place; barato
con piscinita y WIFI.
Tras
alojarnos, tanto la familia catalana como nosotros, alquilamos unas motos (180baths)
y recorrimos la ciudad y sus ancestrales templos.
Nos
encantó ver a María, la niña de dos años, disfrutar de todo lo que veía y no
parar de reír en todo el día. Budas, elefantes, templos y sus milenarias ruinas
como escenario y ella montada en moto entre sus papis con su mini casco… ¡¡¡una
monada!!!!
Bravo
por Raúl y Mª Ángeles que a pesar de las críticas y opiniones diversas de familiares
y amigos en cuanto a viajar a Tailandia con la niña, decidieron hacer oídos
sordos y cogieron aquel avión.
Al
día siguiente decidimos alquilar un par de bicis (40 baths cada una) y recorrer
con más tranquilidad la ciudad.
Desayunamos
fruta y batidos en unos puestos callejeros donde empezamos a conocer a locales
simpatiquísimos; Koazen preparaba batidos naturales y cafés (se ha convertido
en un auténtico vicio para nosotros el “ice Thai Coffee”) y, en el puesto de al
lado, su amigo Arun, vendedor de galletas y otros dulces tailandeses; ambos
encantadores.
Pedaleando
bajo el calor, sentimos más de cerca la ciudad y sus gentes.
Numerosos
templos, ruinas, lagos, parques, mercados flotantes… ¡Mucho por ver en la
vetusta Ayutthaya, antigua capital de Tailandia!
Los
siguientes amigos que hicimos fueron el pequeño Win y su madre en un puestito
de “chicken” adobado y caramelizado, junto al río.
Jon
lo probó aunque no tenía mucha pinta de pollo con apenas carne y mucho hueso pequeño.
Conversamos
un ratito con ellos y la madre de Win nos quiso dar su Facebook; alucinante
cómo evoluciona el mundo con las tecnologías; en ese mismo momento hicimos
todos una fotos juntos y la subió a su muro.
Niños y niñas salían a esa misma hora de un colegio próximo vestidos con su uniforme, que no era precisamente la camiseta del Athletic, aunque lo parecía. Sonrisas
y más sonrisas.
Antes
de empezar este viaje leímos en algún artículo que Tailandia era el país de las
sonrisas; al leerlo y comentarlo, nos mirábamos expectantes. Ahora que lo
vivimos lo podemos corroborar y, además, afirmamos que es algo especial y
contagioso.
Es
admirable su amabilidad y sus actitudes frente a dos desconocidos como
nosotros.
Algunos
apenas chapurrean algo de inglés pero basta con el idioma internacional de los
gestos y las miradas para entendernos.
Cuando
parecía que el día iba terminando, puesto que hacía las 6:30 p.m. comienza a
oscurecer, decidimos dar un paseo por el precioso parque del Wat (templo) Phra
Mahathat, con un lago en su interior.
Habíamos
pasado un día muy especial, conociendo gente y disfrutando de todo lo que
ofrece la ciudad.
En
el parque había un grupo de escolares ensayando un baile y rápido llamamos su
atención por nuestro aspecto no oriental.
¿Bailáis
con nosotros? ¡¡¡ja ja ja ja ja!!!! Increíble, si algo nos quedaba por hacer ese
día era bailar rodeados de tailandeses. Y eso fue lo que hicimos… Próximamente
subiremos el video.
(¿Dónde está Shan-Wally?):
Reconfortante
el bañito en la piscina del alojamiento; una ducha y a cenar cerca del Guest
House, en un puesto en la calle donde cenamos riquísimo y por menos de un euro
cada plato.
Estábamos
tan a gusto que decidimos quedarnos un día más.
No
hay prisa.
HASTA PRONTO.
Hola Chicos,
ResponderEliminarSaludos desde koh tao de vuestros compañeros de visita del 1r día de Ayutthaya.
Un auténtico placer haber pasado un día tan ameno disfrutando de vuestra compañía!
Mucha suerte en vuestra andadura, continuaremos siguiendo vuestro blog.
Un beso de parte de Maria... Y nuestro, claro.
Hola familia!!!
EliminarNos ha hecho mucha ilusión vuestro mensaje.
Estamos en Chiang Mai y todavía nos quedan varios días por aquí. Seguramente iremos a Doi Inthanon National Park a hacer un poquito de trekking; os lo vamos contando.
Disfrutad mucho.
Un besito para los tres :)
Saludos.